Problemas como el estrés y la gran personalidad competitiva son un excelente caldo de cultivo para incrementar el efecto del bruxismo. Cerca de un 20 por ciento de la población rechina los dientes por la noche, esto acarrea diferentes consecuencias, entre ellas provoca dolores musculares y de oido.

A mediano y largo plazo los pacientes presentan una gran inestabilidad en la forma de morder.

La persona que sufre este problema raramente es consciente de que lo tiene hasta que se lo hace notar otra persona o el dentista. Una reciente investigación realizada por la Universidad de Helsinki de Finlandia y la Universidad de Loyola de Estados Unidos sugiere que cuando se suma el estrés y una personalidad agresiva es un perfecto caldo de cultivo para que el bruxismo se incremente de manera notable.

En la mayoría de los casos los pacientes pierden la estabilidad cuando muerden, es decir que el ‘engranaje’ que tienen entre los dientes deja de ser los adecuados.

En los más pequeños, los casos de bruxismo se presentan en los primeros momentos del sueño, en los niños es muy frecuente entre los cuatro y seis año y va desapareciendo con el paso de los años cuando comienzan a salir las muelas y los dientes permanentes.

Foto | Flickr

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