Los diferentes estudios vinculados al uso del flúor en odontología datan del año 1901 cuando el dentista Frederick McKay (de Colorado, Estados Unidos) comenzó a investigar a los residentes que presentaban manchas de aspecto desagradable y de color café en sus dientes.
En el año 1909 el Doctor Black se dirigió a Colorado para colaborar con McKay y así poder encontrar lo que provocaba la misteriosa enfermedad. Recién en el año 1914 aparece la conocida como pasta dental fluorada, la que se comenzó a comercializar en los países industrializados a finales de la década del 60.
En el año 1955 las pastas dentales llamadas Crest se convirtieron en las líderes del mercado gracias al reconocimiento que recibieron por la ADA (American Dental Asociation), una asociación que cuenta con un gran prestigio dentro de la comunidad científica.
A partir de ese momento fueron muchos los avances que se vieron reflejados en la pasta de dientes, a partir de la década del 80 quienes fabricaban pasta dental se enfocaron en dos puntos fundamentales: eliminar el sarro y ayudar a tener encías más sanas introduciendo bicarbonato de sodio y otros ingredientes en su composición.
En la actualidad es muy claro que existió una evolución científica de hecho en el mercado se puede encontrar una amplia gama de alternativas. El sabor, el color, la textura y la presentación son algunos de los distintos parámetros que se tienen en cuenta a la hora de elegir una pasta dental.
En un próximo artículo seguiremos contándote algunos aspectos que permitieron la creación de pastas dentales cada vez más efectivas.
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