Seguiremos hablando de la función que cumplen las fundas dentales y de las diferentes opciones que tenemos disponibles en la actualidad. Las diferencias se basan en la diversidad de materiales y en el uso específico que se le puedan dar.
Los materiales con los que fueron fabricadas pueden marcar la diferencia, a continuación describiremos cuáles son los mejores para cada caso concreto.
Las fundas de metal están confeccionadas, como su nombre lo indica, únicamente de metal. Tienen la ventaja de ser durables y tener una gran resistencia, dentro de las desventajas podemos decir que no son muy estéticas, por eso solo se aconseja para los molares que no se verán a la hora de sonreír o hablar.
Las fundas de metal y porcelana son parecidas a la de metal pero tienen un recubrimiento de porcelana que mejora la estética de la funda. Una de las desventajas es que puede aparecer una línea de metal en la zona inferior de la funda que se podría ver a la altura de las encías. En este caso también se aconseja su uso en zonas que no sean demasiado visibles.
Otro inconveniente que pueden tener estas fundas es que la porcelana es un material muy resistente, pero se puede llegar a deteriorar antes que el metal.
Las fundas de porcelana son una excelente respuesta estética para los pacientes, son una de las más usadas hoy en día. Se emplean para las piezas que están a la vista, especialmente en los dientes que no necesitan gran resistencia, por ejemplo, los incisivos.
Las fundas de zirconio son las más completas de todas, tienen una gran durabilidad y son muy estéticas. También se destacan por ser muy funcionales y tener alta resistencia. La única desventaja el el costo que tienen si son comparadas con las otras fundas.
Y, por último, hablaremos de las fundas de composite. Este tipo de fundas están creadas por un material que se emplea para los empastes. Es una opción muy usada por ser económica, si bien no son del todo resistente se emplean como una medida temporal antes de colocar la funda definitiva que aguantará más en el tiempo.
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