Mal aliento crónico

El mal aliento o halitosis, cuando adquiere características de cronicidad, se convierte en un verdadero problema, ya que se traduce en una condición de incomodidad social, pero más allá de este problema que puede ser estresante, se deberán evaluar sus causas para descartar otras patologías relacionadas.

En la mayoría de los casos de halitosis el origen se encuentra a nivel de las encías y la lengua, donde se acumulan una cantidad excesiva de partículas de alimentos y por lo tanto bacterias, que al no ser removidas con una higiene regular, dan paso al mal aliento.

También se debe tener muy en cuenta que básicamente lo que una persona come afecta su respiración. La comida después de digerirse y es absorbida por el torrente sanguíneo para luego ser transportada como nutrientes a los pulmones.

Es obvio que si una persona no se cepilla los dientes, la lengua y no usa hilo dental con regularidad, su posibilidad a desarrollar caries es muy alta y cuando la raíz de los dientes se infecta, la boca comienza a generar mal olor.

La placa puede acumularse en las encías, puntualmente en el borde que se conecta con los dientes, por ello el uso de hilo dental también es muy importante para evitar el problema.

Las bacterias anaerobias se traducen en otro factor de mal aliento, ya que estos organismos que habitan naturalmente en la boca, se encargan de descomponer los alimentos sobrantes, pero a veces pueden multiplicarse en forma desmedida, produciendo azufre y el olor de este compuesto es literalmente a podrido.

Otro factor de mal aliento crónico es la sequedad oral o xerostomía, condición que se caracteriza por una muy baja producción de saliva y esta normalmente se encarga de controlar el mal aliento; ya que ayuda a mantener un control sobre las bacterias. Por ello la falta de saliva favorecer la propagación de gérmenes anaerobios y en la noche las personas que segregan menos saliva, son los que padecen la llamada «respiración de la mañana«, o una respiración con olor fuerte.

Condiciones médicas como; infecciones, goteo nasal y enfermedades, también pueden contribuir al mal aliento, como infecciones frecuentes de las amígdalas, neumonía, bronquitis.

Imagen: MF

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