Cuando hablamos de una infección odontogénica nos estamos refiriendo a la que tiene sus orígenes en las estructuras que forman el diente y el periodonto. Este tipo de infección deberá ser tratada ya que de no hacerlo podrá afectar el hueso maxilar en su parte periapical.
Al ir evolucionando de manera natural esta infección busca salida hacia la cavidad oral perforando la cortical y el periostio de los maxilares. Esto sucede en la zona del diente afectado pero también puede afectar a los maxilares.
En algunos casos están infección no se queda solo en la zona que se denomina ‘infección primaria’ sino que puede diseminarse a otras zonas afectando a estructuras más alejadas de los maxilares.
Es importante diferenciar esta enfermedad de la ginvivitis y de las infecciones más comunes ya que solo la periodontitis avanzada del adulto puede afectar a la zona periapical. Además, esta infección es mucho menos frecuente pero que puede acarrear problemas clínico como las sialoadenitis, las osteomielitis de los maxilares y las osteorradionecrosos.
Reiteramos una vez la importancia de realizar continuos controles odontológicos ya que en estas consultas se podrá detectar problemas, por ejemplo, este tipo de infección que si es tratada a tiempo es de fácil control, dependiendo de cada caso en particular y de las complicaciones que pueden aparecer. Es clave contar con un diagnósticos oportuno y a tiempo.
En el medio en donde trabajan los odontólogos se pueden ver muchos problemas vinculados con las infecciones ya que la boca es un sitio en donde no se puede conseguir una esterilización completa, por eso es una zona que siempre estará potencialmente infectada. Se deberá siempre tratar de tener un tratamiento profiláctico mediante colutorios o antibióticos.
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