La salud dental se encuentra íntimamente relacionada con el entorno familiar, tanto en el aspecto genético como en los factores nutricionales, ambientales y hábitos de vida, por ello los especialistas tienen en cuenta todos estos factores que se han afianzado a través de numerosos estudios.

Investigadores de Nueva Zelanda llevaron a cabo un estudio de seguimiento sobre 1.037 personas desde que nacieron entre abril de 1972 y marzo de 1973, entrevistándolos posteriormente en el 2004 y 2005, cuando tenían 32 años de edad, así como también sus padres fueron entrevistados.

Las personas cuyos padres no habían perdido ningún diente o muy pocos fueron considerados de bajo riesgo para los problemas dentales, pero aquellos cuyos padres habían perdido más dientes, entraban en la categoría de alto riesgo.

Así se determinó que la gente del grupo en alto riesgo alcanzaban el 41% en mayor propensión a la perdida de piezas dentales, tener caries u obturaciones, relación que se mantuvo incluso cuando la información estaba disponible por sólo uno de los padres.

Los investigadores ajustaron sus números para anular los efectos de otros factores que afectan la salud oral, como el sexo, la frecuencia de las visitas al dentista, los niveles de placa y los ingresos. Así que pese a posibles diferencias en estas áreas, las personas cuyos padres habían perdido dientes eran aún más propensas a tener los dientes cariados, ausentes y obturados a los 32 años.

Los autores concluyen en que la familia o el estado de salud bucal de los padres está relacionado con el estado de la salud oral de los hijos, incluso en la vida adulta. Este resultado se estima que puede deberse a la genética, factores ambientales (como la dieta o el acceso a los servicios odontológicos) o una combinación de los dos.

El estudio fue publicado en el diario de Odontología Comunitaria y Epidemiología Bucal.

Imagen: Flickr

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