radiografía digital

Casi todo el mundo es consciente de que una de las principales ventajas de las radiografías digitales en odontología es la velocidad de adquisición, ya que una vez que el sensor se expone la imagen, esta se produce en cuestión de segundos.

Por supuesto este rápido procedimiento ahorra el tiempo de ir al procesador, la apertura de los paquetes de película, la espera para el tratamiento químico a continuación, el etiquetado y el montaje de las películas.

Pero las ventajas no terminan aquí, ya que además de la adquisición rápida de imágenes, el operador no tiene que quitar el sensor con el fin de ver la imagen, situación que a su vez crea una enorme ventaja clínica, por ejemplo, si el médico toma una radiografía y sin darse cuenta esta no alcanza la cúspide, él o ella verá el error en cuestión de segundos.

La cabeza del tubo o del sensor (que no se ha movido) se puede volver a organizar, según sea necesario, para que otra imagen sea tomada de inmediato. De esta manera el operador puede asegurar las capturas difíciles de las estructuras, lo que se traducirá en un diagnóstico más preciso.

En comparación con el sistema antiguo de un paquete de película o de un sistema de almacenamiento de fósforo, la película o placa de características deberá dejar la boca y ser procesada, situación en la cual el operador no podrá ver la imagen durante varios minutos y si hay un error, este tendrá que volver a colocar el tubo y película sin ningún punto de referencia física para volver a mejorar la imagen.

Para tener muy en cuenta; además de las ventajas mencionadas para el diagnóstico, también a nivel de radiación la radiografía digital ofrece más beneficios, ya que se reduce la radiación en un 80 por ciento, brindando más protección a la salud del paciente.

Imagen: MF

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