La ortodoncia invisible es una técnica que permite corregir la posición de los dientes sin que se note. Se trata de unos alineadores transparentes y removibles que se adaptan a la forma de la boca y ejercen una presión controlada sobre los dientes.
Pero, ¿qué hay de cierto y qué hay de falso sobre esta opción? A continuación, se desmontan algunos de los mitos más comunes sobre la ortodoncia invisible:
- Mito 1: La ortodoncia invisible es solo para casos sencillos. Falso. Puede tratar una gran variedad de problemas, desde el apiñamiento hasta la mordida cruzada. Solo en casos muy complejos se recomienda otro tipo de ortodoncia.
- Mito 2: Es más cara que los brackets. Falso. El precio de la ortodoncia invisible depende del caso y del tiempo de tratamiento, pero suele ser similar al de los brackets tradicionales o estéticos. Además, algunos seguros dentales cubren parte del coste.
- Mito 3: La ortodoncia invisible es más incómoda que los brackets. Falso. Los alineadores son suaves y no producen rozaduras ni llagas en la boca. Además, se pueden quitar para comer y cepillarse los dientes, lo que facilita la higiene oral.
- Mito 4: Tarda más en hacer efecto que los brackets. Falso. El tiempo de tratamiento depende del caso, pero suele ser similar o incluso menor que el de los brackets. Los alineadores se cambian cada dos semanas y se ajustan a los movimientos dentales.
- Mito 5: La ortodoncia invisible no requiere visitas al dentista. Falso. Es necesario acudir al dentista cada cuatro o seis semanas para hacer un seguimiento del tratamiento y recibir los nuevos alineadores. El dentista también puede resolver cualquier duda o inconveniente que surja.