La pérdida de dientes es un proceso que se con el paso del tiempo y muy lentamente, aunque se asocia también a los hábitos que se tengan durante toda la vida.
Por ejemplo, con buenos hábitos de higiene bucodental y alimenticios hay más garantía de llegar a la tercera edad con una dentadura en buen estado.
Pero pasará lo contrario si somos descuidados.
El cepillado diario, después de cada comida, una buena alimentación y la visita al dentista de forma regular son los aliados perfectos de una dentadura a largo plazo.
El objetivo es proteger los dientes de infecciones y enfermedades que los debiliten y provoquen su pérdida.
Estas enfermedades son:
-Patologías graves como la diabetes y el cáncer pueden provocar que se caigan las piezas dentales.
-La enfermedad de las encías, o periodontitis, es una grave infección que daña el tejido blando. El mayor peligro radica en que si no es tratada destruye el hueso que sostiene los dientes.
-La caries no tratada también puede complicarse al punto de obligar a la extracción del diente o los dientes comprometidos. Es una infección que comienza siendo superficial y luego puede extenderse dolorosamente.
-Sufrir bruxismo también provoca el debilitamiento de la base de los dientes, y que finalmente caigan. Este trastorno con el que se rechinan, crujen o aprietan los dientes puede provocar otras dolencia, a la larga.
-Un golpe fuerte en la boca o en la cara puede hacer que uno o varios dientes se desprenda. Le puede ocurrir a quienes practican deportes de contacto.
-Los dentistas siempre insisten en persuadir a sus pacientes de que no usen sus dientes como herramienta. Debes prohibirte abrir envolturas, sujetar las llaves, soltar nudos de bolsas, morder las uñas, entre otros hábitos negativos.