Poner una rodaja de limón o algún otro cítrico en el agua para beberla trae beneficios para la salud bucodental, en esencia porque ayuda a la hidratación de la boca y la producción de saliva.
Pero, como todo consejo, debe seguirse con ciertas restricciones para que no se convierta en un problema con consecuencias contrarias a las buscadas.
Primero, vamos a explicarte los beneficios que los propios dentistas han descubierto: Esta agua con limón puede prevenir las caries dentales al ayudar con la hidratación, lo que genera más saliva, el remedio natural contra las bacterias y la caries.
Hay que recordar que las características esenciales del limón es que es antiséptico. Y ese toque de ácido, además, ayudaría a refrescar el aliento y evitar malos olores.
Y ahora, lo que puede salir mal es que la acidez del limón, por consumirlo en exceso, ponga en riesgo tus dientes y encías a largo plazo.
Por ejemplo, puede provocar la desmineralización del esmalte dental, que es el material que protege a la pieza. El resultado puede ser una coloración amarillenta del diente, caries y dientes y encías sensibles.
Pero, lo cierto es que esto lo puede provocar cualquier alimento o bebida ácida que se consuma con extrema frecuencia, y en ello se incluye al café y al vino.
Hay soluciones. Beber esa agua moderadamente y con una pajilla, para evitar que el ácido esté mucho tiempo en contacto directo con tus dientes. Luego, enjugar la boca y esperar 30 minutos para cepillarse.
Sin embargo, el consejo más eficaz es diluir el limón en suficiente agua, y no hacerlo todos los días.
