El mal hábito de morderse las uñas se ha convertido en muchas personas en una acción difícil de abandonar, porque lo hacen de forma automática o inconsciente, cuando están estresadas, tensas o angustiadas.

Generalmente, la onicofagia es un hábito que viene de la infancia, pero trae consecuencias para la salud de los dientes, además de causar heridas en los dedos de las manos.

Pero no todo está perdido. Hay métodos que pueden ayudar a dejar esta manía tan perjudicial para la salud bucal. Por ejemplo, esmaltes especiales que tienen un sabor muy desagradable y, por tanto, reprimen las ganas de comerse las uñas.

Como la onicofagia está relacionada con la ansiedad, caerá muy bien una mejor gestión del estrés, pues al bajar esos niveles no habrá una necesidad de comerse las uñas.

En cualquier caso, es conveniente acudir al dentista para que pueda examinar si se han producido daños en la boca y, en caso de que así sea, pueda tratarlos a tiempo.

La violencia con la que a veces las personas muerden sus dedos puede causar daños en las encías con consecuentes infecciones, que pueden resultar mal.

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