No es una tarea complicada mantener los dientes blancos y brillantes, pero necesita dedicación y compromiso. La higiene, como en el resto de la salud dental, es la clave.
La visita al dentista de forma regular, al menos dos veces al año, ayuda además a que problemas de este tipo de desarrollen a un punto de no retorno.
Con los siguientes consejos podrán tener unos dientes más blancos, y una sonrisa deslumbrante.
El objetivo es evitar un tratamiento de blanqueamiento dental, en el que son eliminadas las manchas externas de los dientes causadas por la acción del tabaco y los pigmentos contenidos en los alimentos y bebidas.
Si cada seis meses te realizas una limpieza de dientes profesional con tu dentista de confianza, ya buena parte del camino está andado.
Ahora, el uso habitual de pasta de dientes blanqueadora podría mantener la coloración natural de los dientes.
El esmalte que recubre los dientes es ligeramente poroso, provocando que queden residuos cada vez que comemos. Por lo general, basta con cepillarnos para remover estos restos sin embargo, existen alimentos y bebidas como el café, el té o las gaseosas que manchan de manera más penetrante y como consecuencia, nuestros dientes comienzan progresivamente a adquirir un tono amarillo.
Algunas acciones caseras pueden resultar eficaces, como un poco de bicarbonato a la crema dental; lo mismo que morder cáscara de naranja para quitar manchas de tabaco y café.
El solo hecho de comer fresas ayuda a mantener la blancura de los dientes, y cepillarse de vez en cuando con albahaca seca molida.
