blanqueamiento dental

Como se sabe, los dientes se vuelven amarillos con el paso del tiempo. Es un proceso natural que no se puede frenar, pero sí es posible hacer que sea más lento.

La clave está en una inmaculada higiene dental y la alimentación balanceada, además de en algunos hábitos como el consumo de tabaco y algunas bebidas.

Si y el camino está andado y los dientes se ven un poco amarillentos, lo ideal es acudir a los profesionales, pues tienen la habilidad, experticia  y el conocimiento correcto.

«Muchos tratamientos caseros de blanqueamiento no tienen capacidad terapéutica, como algunos que se anuncian en televisión y que prometen un blanqueamiento de hasta ocho tonos, lo cual es imposible», explicó el presidente del Consejo General de Dentistas, Oscar Castro.

Si se desea blanquear los dientes, la forma segura es con un dentista, quien tendrá en sus manos el procedimiento adecuado y, muy importante, descartará alguna patología previa.

Sobre los remedios caseros, el especialista pide cautela. En el caso del bicarbonato con limón se trata de un ácido que erosiona y cuyo efecto sería el mismo que frotar el diente con papel de lija.

Las pastas dentales que ofrecen blanqueamientos milagrosos, también deben ser vistas desde una óptica de reflexión. Castro explica que «juegan con el truco de los colores (el opuesto al amarillo es el violeta); las partículas violetas que impregnan el diente provocan la sensación de falso blanqueado».

La advertencia general es para lo que ahora se llama blancorexia, la obsesión por los dientes blancos. «Siempre se quiere más y los pacientes piden tonos de blanco que no existen en la naturaleza, como el blanco sanitario», dice Castro.

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