sarro dental

Se podría creer que la placa dental y el sarro son lo mismo, pero no es así. Tienen cosas en común, por lo que el común de las personas los confunden, menos los odontólogos y especialistas.

Ellos saben que su aspecto es bastante distinto, por lo que son los especialistas los que al final hacen el diagnóstico correcto en su consultorio.

Para reconocer las diferencias hay que comenzar por tener claros algunos conceptos, como el de la placa bacteriana, que es una película incolora que se deposita de forma constante sobre la superficie de los dientes. Está formada por bacterias y sustancias que producen las propias bacterias, y puede retener  restos de comida, de saliva, virus, etc.

La acumulación de placa bacteriana puede afectar el esmalte de los dientes y favorecer la caries o la inflamación de las encías, provocando una gingivitis. Se crea constantemente y la higiene bucal y la limpieza en el dentista la mantienen a raya.

El sarro aparece cuando la placa dental no se elimina del todo a través del cepillado, se va endureciendo y puede se convierte en una especie de piedra o cálculo. En palabras más directas, el sarro es la acumulación y endurecimiento de la placa bacteriana que se ha depositado sobre los dientes por largo tiempo.

Cuando se ha originado el sarro,  es imposible eliminarlo con un cepillado y tendremos que acudir a la clínica dental para que lo retire mediante una higiene bucal profesional.

Las consecuencias del sarro son mayores, porque hay bacterias acumuladas y así afecta de manera directa dientes y encías, al dañar el esmalte dental, favorecer el crecimiento de la caries y generar enfermedades periodontales.

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