Aclarar el tono de los dientes no es un asunto de magia, ni un conjuro al estilo de Harry Potter. Es un tratamiento cuidadoso que debe aplicar o supervisar un dentista.
Por ello, que se diga que el carbón activado logra ese efecto de blancura es un engaño.
Las redes sociales están plagadas de vídeos de personas que se cepillan con este producto y aseguran que elimina las manchas y blanquea el esmalte de una forma milagrosa, rápida y económica.
Pero los profesionales de la odontología han insistido en que el carbón activado no blanquea los dientes. Más bien, “su uso puede suponer graves problemas para la salud bucodental, pues se trata de un material obtenido a partir de un proceso químico con cáscara de coco que resulta ser muy abrasivo para el esmalte de los dientes”, de acuerdo con el presidente del Consejo General de Dentistas, Óscar Castro.
El tono negro de estos productos provoca la sensación de tenerlos más blancos tras el enjuague. Pero la realidad es que esta sustancia tiene una gran capacidad abrasiva y las encías también pueden quedar dañadas.
