Cuando el estrés invade nuestra vida nos enfrentamos a un desequilibrio que puede afectar a todos los niveles de nuestra salud, por lo tanto la salud oral no es la excepción, siendo uno de sus primeros efectos por ejemplo; el bruxismo o la acción de rechinar los dientes.
La intensidad de la vida moderna, donde abundan las preocupaciones laborales, económicas, personales, etc., generan el terreno propicio para la aparición de este síndrome, capaz de afectar nuestra salud, ya que se encuentra bien documentado su papel en el desarrollo de todo tipo de enfermedades y en lo que respecta al nivel oral las tensiones por ansiedad repercuten o afloran en la acción de rechinar los dietes, como una forma natural de ecualización.
El acto de rechinar los dientes recibe el nombre de “bruxismo” y este no solo se puede manifestar en el estado de vigilia, sino también mientras dormimos, siendo el más común entre las personas que afirman experimentar problemas cotidianos como los del tipo laboral, según distintos estudios estadísticos americanos.
La Academia de Odontología Americana, plantea que alrededor de una de cada tres personas sufre de bruxismo y en particular aquellas que tienen una personalidad agresiva, competitiva y apresurada, así como también su aparición se relaciona con la apnea del sueño y como un efecto secundario de ciertos antidepresivos, como parámetros a tener muy en cuenta.
Particularmente el bruxismo del sueño es el más perjudicial para la salud oral, ya que las personas no saben lo que están haciendo hasta que se rompen un diente, pero se deben tener en cuenta señales de alerta y esta incluyen; dolores de cabeza, dolor de dientes, los músculos de la mandíbula inflamados, dientes aplanados, sensibilidad dental, zumbido en los oídos y el chasquido de la articulación temporo-mandibular, todos síntomas que nos alertan sobre la existencia del bruxismo nocturno..
Imagen; MF
