Las anomalías morfológicas dentarias pueden ser divididas en base al grupo dentario sobre el que asisten: incisivos, premolares, molares. Cada uno de los grupos presenta alteraciones diferentes.
Dentro de la clasificación de las anomalías se encuentra la geminación, esto se da cuando de un solo órgano del esmalte se constituyen dos dientes o intentan formarse. Puede verse una división incompleta de una sola yema dental que permite la salida de una corona bífida o el intento de formar dos dientes. En estos casos es normal que solo exista un conducto.
Para su pronóstico es necesaria la realización de un estudio radiológico.
Uno de las consecuencias de la anomalía es la presencia de una mordida cruzada, ya que no hay espacio suficiente para la alineación de los dientes en la arcada superior.
La germinación se produce cuando se cuentan las piezas dentarias del paciente y no falta ningún diente en su arcada (a diferencia de la fusión en la que falta un diente). Se puede ver una pieza grande con una cámara pulpar que intenta separarse pero no llega a hacerlo. Es un diente más grande de lo común con una especie de fisura en el medio. Su forma puede llegar a generar una serie de complicaciones pulpares ya que el esmalte es muy frágil.
Este tipo de anomalía puede darse con mayor frecuencia en los dientes anteriores, aunque también puede afectar a los molares o premolares. Los estudios radiológicos son necesarios para delimitar los estratos involucrados en la germinación (o en la fusión).
Entre las diferentes causas de la germinación podemos encontrar factores ambientales, traumas, déficit vitamínico, enfermedades sistémicas, predisposición genética.
La germinación dental no se ha vinculado con los niveles de caries, la enfermedad periodontal o la maloclusión. Tampoco se vincula con las alteraciones eruptivas ni con la hiperodoncia o hipodoncia.
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