La primera visita al dentista de una persona debería ser en torno a su primer año de nacimiento, de acuerdo a la Sociedad Española de Odontología Pediátrica (SEOP).
A partir de ese momento, debe crearse una costumbre de ir al dentista, con cada vez más frecuencia.
El objetivo es corregir a tiempo cualquier defecto bucodental que pudieran presentarse en el proceso del crecimiento. Se sabe que estos problemas tendrán una solución más rápida, económica y sencilla si son detectados a tiempo.
Pero las revisiones periódicas con el odontopediatra no son suficientes; un ortodoncista también debe ser visitado, al menos por control. De todas maneras, el primero de estos especialistas remitirá al segundo si observa algo fuera de lugar.
Cuando los problemas bucodentales se detectan en la edad adulta los tratamientos se vuelven más costosos y complejos.
Pero además de problemas bucodentales, el ortodoncista puede detectar otros problemas que, aparentemente, no tienen mucho que ver con los dientes pero que son igualmente importantes, como el Síndrome de la Apnea Obstructiva del Sueño Infantil.
