Está demostrado que la salud oral beneficia no solo tu sonrisa y los dientes, sino que garantiza una sistema general estable, sin interactuar con otras patologías del organismo.
Y por eso la odontología está volcada en los últimos años a la prevención, a difundir una correcta higiene bucal para mantener óptimas condiciones de salud.
Lo primero es el infaltable cepillado. Lo ideal es hacerlo después de cada comida, pero será suficiente dos veces al día, sobre todo antes de dormir, por al menos dos minutos, para cubrir todos los lados de los dientes.
El cepillado elimina la placa y si es acompañado por otras técnicas, como el cepillado interdental, ayudará a destruir la placa que el cepillo tradicional no alcanza.
Por ello, una de las mayores apuestas de estos años es difundir la limpieza interdental, o sea, entre los dientes, ya sea con hilo dental, cepillos especiales o un irrigador.
Estudios demuestran que los que se limpian interdentalmente antes de cepillarse los dientes quedan con la boca mucho más limpia que los que lo hacen después.
Otra de las nuevas tendencias es escupir y no enjuagar la pasta tras el cepillado. Usar agua elimina el flúor que sigue ayudando a proteger los dientes.
Escupir el exceso de pasta y no enjuagar asegura que el flúor que se encuentra en la mayoría de los dentífricos permanecerá en los dientes y seguirá siendo eficaz.
Y finalmente, si el enjuague bucal contiene flúor será mucho más efectivo, ya que ayuda a limpiar la boca de residuos. También puede ayudarte a impedir que la placa se acumule en las encías, entre los dientes y en la superficie de estos entre un cepillado y otro.