La mayoría de las infecciones bucales que puede sufrir nuestros hijos son evitables con una buena rutina de higiene bucal desde temprana edad, pues al controlar la placa dental, también se mantiene a raya a las bacterias.
Así que antes de preocuparnos por lo que vendrá, vamos a inculcarles el hábito de la higiene bucodental completa, con un excelente cepillado, seda, enjuague y una visita al año al dentista.
Pero, como nos gusta estar alertas con su salud y su hermosa sonrisa, esta lista nos servirá para reconocer qué infección podrían aparecer en la boca de los peques.
La caries es la infección más común y aparece con la acumulación de placa bacteriana en los dientes, al no ser cepillados correctamente.
Su proceso es así: Las bacterias bucales transforman los hidratos de carbono, especialmente los azúcares, en ácidos que, a la larga, dañan el esmalte dental y causar caries. Si no se trata a tiempo, la caries progresa y puede destruir el diente por completo.
El sangrado de las encías es otro problema. La gingivitis es también consecuencia de la placa, que provoca la inflamación e irritación de las encías.
A diferencia de la caries, la gingivitis puede detectarse a simple vista, ya que provoca la inflamación y el sangrado de las encías.
Debe ser tratada de inmediato, de lo contrario aparecerá la periodontitis, un estado más avanzado de la gingivitis y que pone en riesgo los dientes.
En este caso, la infección se extiende a los ligamentos y al hueso que sirve de soporte a los dientes, debilitándolos.
Luego está la candidiasis oral, que es una infección causada por el hongo cándida, que produce pequeñas manchas blancas en la lengua y en la mucosa de la boca, muy frecuente en bebés lactantes.
La gingivitis herpética es el herpes simple en el interior de la boca que afecta las encías. Provoca dolorosas llagas en el interior de la boca que impedirán al niño comer y beber con normalidad. Además, puede causar fiebre, inflamación y sangrado de las encías, babeo excesivo y cansancio.
