La salud bucodental del adulto depende mucho de las rutinas que aprendió e internalizó cuando era niño, por ello es tan importante inculcar buenos hábitos a los hijos desde pequeños.
Los padres deben evitar algunas cosas como retrasar o descuidar las visitas al dentista. Crear el hábito de acudir a la consulta dental de forma religiosa se representará en beneficios para el futuro.
También hay que evitar exponer al niño a productos con altas concentraciones de flúor. Por supuesto, es un mineral recomendado porque ayuda a evitar caries, pero en exceso es un problema, ya que puede provocar fluorosis (manchas en los dientes).
Otro hábito negativo para el niño es chuparse el pulgar. Es una costumbre que algunos pequeños asumen como tranquilizante o para dormir, pero lo aconsejable es no permitirlo, porque produce la deformación del paladar, algo que puede ocasionar problemas graves a largo plazo.
Lo mismo ocurre con el chupete, que solo es recomendado hasta los dos años, de lo contrario puede comprometer el desarrollo mandibular.
Debe evitarse que el niño muerda objetos duros, como bolígrafos o lápices, ya que es una práctica altamente perjudicial, por las bacterias que pueden llegar a la boca y los posibles daños al esmalte dental.
Morderse las uñas es peor hábito que el de chuparse el dedo pulgar, y aun así algunos adultos lo practican. Trae consigo el riesgo de sufrir bruxismo en el futuro e incrementa la sensibilidad dental.
Finalmente, el detalle de la alimentación. Se debe controlar la cantidad de productos azucarados