La rutina de higiene dental debe inculcarse a los niños desde que son bebés. Primero limpiando su boca con gasa luego de cada comida y después cepillarle los dientes, cuando erupcionan (cerca de los seis meses).
Pero, conforme crecen deben ir agregando nuevos elementos al hábito de salud dental. Por ejemplo: a los dos años enseñarles a cepillarse los dientes por sí mismos.
Y también, con más dientes que antes, los padres pueden comenzar a aplicar seda dental infantil, por las noches, hasta que tengan la suficiente habilidad y destreza para hacerlo ellos mismos.
Se sabe que limpiar los espacios entre dientes con el hilo es una tarea complicada para los niños. Es ideal elegir un flosser infantil pensado especialmente en ellos. El beneficio será dientes más sanos.
Ya el enjuague bucal se podrá introducir cuando el niño tiene seis años. Se recomienda a esa edad y no antes porque es cuando el niño controla el reflejo de tragar y escupir, para prevenir que se trague el enjuague.
Este paso no debe apresurarse. El padre debe estar seguro que el niño no ingerirá por accidente el colutorio, que será siempre un complemento para el cepillado y no un sustituto.
El sabor del enjuague bucal para el niño debe ser suave y evitar aquellos mentolados o de efecto refrescante, que les puedan picar. No debe tener alcohol.
