Comprobada la fisura dental, el dentista tomará una decisión sobre el tratamiento que aplicará para curarla.
Es bueno saber que el profesional de la odontología siempre hablará con su paciente y le explicará con detalle su situación y los alcances de la cura.
Cuando se trata de una fisura, el dentista tomará la decisión en base a algunos factores, como:
El lugar donde se encuentra la grieta.
El tamaño de la lesión.
Los tejidos que involucra.
Si se extiende o no por debajo de la línea de las encías.
Si el paciente presenta síntomas asociados.
Luego, definirá uno de estos tratamientos:
Ningún tratamiento: en grietas diminutas sobre el esmalte, que no afectan la apariencia ni producen dolor, puede ser conveniente no tocarlas y solo realizar controles periódicos.
Pulido: cuando las grietas son poco profundas, se puede hacer un pulido de la superficie dental.
Sellado: en caso de fisuras poco superficiales en el esmalte, se aplica un sellante, que es una resina fluida que escurre por la grieta y la rellena.
Empastes: cuando la grieta es más extensa, se restaura y rellena con resinas plásticas que devuelven la función y la estética a la pieza dentaria.
Coronas: las fundas son la solución para resolver casos de fisuras muy extensas que comprometen gran parte de la corona dental.
Endodoncias: si la fisura dental alcanza o afecta la pulpa. Se elimina el tejido interno del diente, se sella dicho espacio con materiales especiales y luego se restaura la pieza para recuperar la anatomía perdida.
Extracción: cuando la fisura es muy extensa, afecta la zona radicular o compromete otras estructuras vecinas, la extracción del diente será necesaria. Luego se buscarán las alternativas protéticas para recuperar la sonrisa.