Maloclusión significa tener los dientes desordenados, lo cual se traducirá en una «mala mordida» y la parte de la odontología que se encarga de solucionar el problema recibe el nombre de ortodoncia.

El tratamiento de ortodoncia se aplica para corregir la forma de los dientes y la alineación de los maxilares. Los dentistas que se avocan a esta especialidad reciben el nombre de ortodoncistas y utilizan una variedad de herramientas y técnicas de tratamiento para mover los dientes y a veces la mandíbula, con el fin de ordenar los dientes y así corregir la mordida.

Una causa común de la maloclusión se manifiesta cuando los dientes tienen demasiado espacio o a la inversa en la mandíbula, así por ejemplo los niños que tienen una mandíbula pequeña, atraviesan por el problema de no tener el lugar suficiente para la ubicación de los dientes y estos crecen a la deriva o fuera de lugar, apiñándose en algunos casos o moviéndose totalmente fuera de la línea dental.

Entre las causas externas que pueden derivar en una maloclusión o dientes torcidos se encuentran la costumbre tan arraigada de chuparse el dedo, el uso del chupete y la pérdida de dientes.

El signo más evidente que define la condición es cuando los dientes están torcidos o sobresalen, situación que puede variar de leve a grave, pero generalmente tener los dientes torcidos se enfoca sólo como un problema estético y se busca arreglarlos solo por esta situación, sin embargo este problema dental puede en casos graves causar problemas digestivos o en el habla, requiriendo después del tratamiento odontológico la intervención de un fonoaudiólogo, para la reeducación en este nivel.

Para tener en cuenta; la Asociación Americana de Ortodoncistas recomienda que todos los niños reciban un chequeo con un ortodoncista a los 7 años.

Imagen: MF

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