Mucho se habla de la higiene dental, pero lo que más importa en ese hábito es la limpieza que debe hacerse en la boca cada noche antes de dormir.
No es capricho. La razón es que mientras dormimos, la boca tiene un déficit de saliva y al haber menos, el espacio bucal se ve desprotegido, ya que entre sus funciones se encuentran la regulación del pH y la mineralización, dos elementos relacionados con la protección del esmalte y, por ende, de la dentadura.
Por ello, el ritual de higiene bucal, sobre todo el de la noche, debe incluir más allá del básico cepillado. Hay que agregar el uso de enjuague bucal e hilo dental. Pero también el del irrigador dental, un nuevo miembro en el proceso de higiene.
Ahora, los dentistas sugieren tener un irrigador en casa, más pequeño y práctico que el que ellos tienen en su consultorio.
Un irrigador dental es un artilugio que aplica un chorro a presión de agua u otra substancia entre la encía y el cuello del diente. Si se combina con un cepillo, la limpieza bucal resulta mucho más efectiva.
Esta característica permite que el irrigador dental alcance aquellas zonas donde no logra llegar un cepillo.
