mal aliento-lengua-salud bucal

Llevar a cabo una correcta higiene bucodental, no fumar, beber alcohol con moderación, no permanecer largos períodos de tiempo sin ingerir alimentos y/o bebidas no azucaradas, moderar el consumo de grasas, aumentar la ingesta de verduras crudas y realizar una limpieza dental profesional dos veces al año disminuirán el número de bacterias productoras del mal aliento presentes en la boca.

Si no lo saben, en cada mililitro de saliva, se calcula que hay unos 100 millones de microorganismos de más de 600 especies diferentes. La humedad, la temperatura y el aporte periódico de nutrientes convierten a la cavidad oral en un verdadero paraíso para el crecimiento de virus, hongos, parásitos (protozoos) y, sobre todo, bacterias.

Si los microorganismos presentes en la cavidad oral se acumulan en la parte posterior dorsal de la lengua y en los surcos o las bolsas periodontales pueden provocar halitosis (mal aliento), un problema importante con gran repercusión social que genera un impacto negativo en la autoestima de quien la padece. La halitosis genuina puede ser de manera transitoria, en función del momento del día, de la comida ingerida, etc. o patológica (oral o extraoral), resultado de enfermedades o procesos patológicos.

Cuando hablamos de higiene bucodental incluirá, además del cepillado de los dientes, la limpieza de los espacios interdentales (mediante cepillos interproximales y/o hilo dental) y de la lengua (con la ayuda de un raspador, arrastrador o limpiador lingual), así como la realización de gargarismos con un colutorio específico. El cepillado y el raspado de la lengua no sólo reducen los compuestos sulfurados volátiles resultantes de la putrefacción bacteriana, sino que también agudizan el sentido del gusto.

Una persona con problemas de halitosis, es imprescindible que tome todas las medidas antes mencionadas. Mantener hábitos diarios de higiene bucal y visitar regularmente al odontólogo no sólo permitirán prevenir o controlar la halitosis, sino también determinar si el mal aliento procede de la cavidad oral (90% de los casos) o esconde alguna patología sistémica.

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