Los dientes son para toda la vida, al menos los que empiezan a salir a partir de los seis años, después de la primera dentición. Y a no ser que se requieran implantes, muy de moda hoy, ya no habrá nuevos.
Por eso hay que cuidarlos y no involucrarlos en algunas malas prácticas como morderse las uñas o destapar una botella con ellos. Pero con la alimentación también le podemos aportar un aura protectora a los dientes.
Entonces, conviene incluir a diario alimentos crudos, especialmente zanahoria, apio o manzana. Su masticación contribuye a reforzar las encías y a limpiar la boca.
También las frutas jugosas, como naranjas o kiwis, estimulan la producción de saliva, eliminando así bacterias.
En los alimentos vienen las vitaminas, tan importantes para los dientes como para el organismo en general. Por ejemplo, la vitamina C, presente en cítricos y tomate, contribuye al buen estado de las encías, al tener propiedades antioxidantes y favorecer la presencia de colágeno.
De los huevos, la leche y el maíz viene la vitamina D, la que también provee el sol, si toma por un rato en las mañana, una hora prudente para evitar insolaciones.
Mientras que en el melón, el mango y la zanahoria está la vitamina A, que mantiene la mucosa bucal sana.
Los minerales necesarios para mantener los dientes sanos también están en los alimentos, por eso no deben faltar lácteos y hortalizas para aprovechar su calcio, los frutos secos por el magnesio, y las espinacas y el pescado por el flúor.
Mientras que el fósforo y el silicio son aportados por huevos, cereales integrales y cebollas.
