La obturación o restauración es el modo de reparar un diente que ha sido atacado por una caries y así devolverle su función y forma normal.
Son los términos profesionales que usan los dentistas para referirse al procedimiento en el que retiran el material cariado, limpian la zona afectada y luego rellenan la cavidad con un material de restauración.
Se trata de una intervención ambulatoria, muy sencilla, que no debe causar dolor.
Al realizar este tratamiento, el odontólogo cierra los espacios donde las bacterias pueden alojarse nuevamente, por lo que la restauración ayuda a evitar futuras caries.
Hay diferentes tipos de restauraciones, y será el dentista el que decida cuál usar, en base a factores como la extensión de la reparación, alergias del paciente a ciertos materiales, lugar de la restauración y coste. Cada paciente debe de recibir un tratamiento personalizado.
Los materiales utilizados en el procedimiento son tan diversos como oro, porcelana, resina compuesta (restauraciones del mismo color del diente), y amalgama (aleación de mercurio, plata, cobre, estaño y a veces zinc).
Por ejemplo, las amalgamas con plata son resistentes al desgaste y relativamente económicas, pero son notorias por su color oscuro, a diferencia de las de porcelana o las restauraciones con resinas, por lo que éstas últimas suelen aplicarse en zonas expuestas, como dientes anteriores. Aunque los expertos indican que el oro es el mejor material para restauraciones, pues es bien tolerado por los tejidos gingivales y puede durar más de 20 años.
