Los empastes dentales son uno de los tratamientos más comunes y seguros para la caries dental. A pesar de las concepciones erróneas comunes, los empastes dentales no son dolorosos. Con la anestesia local, las técnicas mínimamente invasivas, los empastes del color del diente y los avances en los materiales dentales, la odontología moderna ha hecho que los empastes dentales sean un tratamiento cómodo y eficiente.
Cuando te hacen un empaste, es normal sentir algo de dolor y sensibilidad en el diente. El dolor generalmente desaparece después de unas pocas horas, aunque la sensibilidad a los líquidos calientes y fríos podría durar hasta una semana. Sin embargo, la incomodidad debería desaparecer después de un día o dos.
Es importante recordar que si tienes una caries, tu dentista probablemente recomendará que te la llenes lo más rápido posible. Los empastes se hacen para reducir el dolor causado por las caries y para eliminar la posibilidad de una infección grave. Si se deja sin tratar, una caries puede llegar a la pulpa del diente, causando un dolor intenso.
Aunque la idea de obtener un empaste dental puede causar ansiedad en algunas personas, los avances en la odontología moderna han hecho que el procedimiento sea mucho más cómodo y manejable de lo que era en el pasado.