El reflujo ácido representa una condición grave que puede conducir a muchos problemas entre ellos los relacionados a con la salud dental, según la Asociación Americana de Gastroenterología, ya que se trata de un trastorno gastrointestinal, que puede adquirir cronicidad.
El reflujo ácido además de afectar la salud digestiva, alcanza a perjudicar todo el trayecto digestivo hasta la boca y entre sus consecuencias también se encuentra una relación con el cáncer de esófago. Por ello las personas que sufren de esta patología, es crucial que se concienticen de sus alcances o repercusiones sobre la salud general.
El ácido gástrico es extremadamente corrosivo, e incluso el tejido más duro de nuestro cuerpo no lo puede resistir, por lo tanto el esmalte de nuestros dientes es susceptible a los daños que causa, o sea la erosión que a través del tiempo le provocará, con las consecuencias ya muy conocidas que comienzan por la sensibilidad.
Lo que debemos tener muy en cuenta es que una vez que el esmalte se ha deteriorado, no puede ser reemplazado y más grave aún, la regurgitación persistente de ácido aumenta el riesgo de cáncer de esófago.
Los dentistas deben estar muy al tanto del problema, a través de la continua comunicación con sus pacientes, para detectar los cambios crónicos en el esmalte dental y los tejidos orales, siendo crucial en estos casos las periódicas limpiezas dentales.
Además el profesional está capacitado para detectar las señales de advertencia del cáncer esofágico y oral. La higiene y la tecnología son la base para luchar contra el problema en este nivel, además del tratamiento gastroenterológico correspondiente.
Para tener muy en cuenta, la concientización a través de la información, es la base de la prevención en todos los niveles de la vida y en este caso puntual se potencia, ya que se ven comprometidos distintos niveles de nuestra salud.
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