Un quiste oral en el tejido blando puede aparecer como una protuberancia pequeña, adoptando un tamaño frecuentemente de menos de 1 pulgada de ancho y suele ubicarse bajo la piel del interior del labio inferior, interior de la mejilla o de las encías. Por lo general no causa dolor a menos que se infecte.

Un pequeño quiste odontogénico maxilar puede ser indoloro por lo cual es posible que pase desapercibido, pero se puede observar en una radiografía apareciendo como una zona oscura en el hueso. Cuando un quiste adopta un gran tamaño por infección puede ser muy doloroso, así como también abultar el hueso de la mandíbula y llegar a movilizar los dientes.

Cuando es detectado el quiste por un profesional puede solicitar una biopsia de aspiración, lo que se traduce en la extracción con una aguja del líquido contenido en el quiste, así como otro tipo de biopsia, puede ser la que extrae una pequeña muestra de tejido o el quiste entero, en ambas el material biológico obtenido es analizado en un laboratorio, para evaluar el procedimiento a seguir.

Se debe tener en cuenta que sin tratamiento, un quiste puede seguir creciendo y los quistes eliminados mediante cirugía, en muchos casos vuelven a crecer.

En la eliminación por cirugía, el especialista suele hacer llevar a cabo el procedimiento bajo anestesia local, pero si el quiste se ha infectado previamente se deberá administrar antibióticos antes del procedimiento quirúrgico.

Por lo tanto se debe acudir a un profesional si observa una hinchazón en la boca o cerca de la mandíbula, que puede ser dolorosa o indolora, muchas veces los niños suelen desarrollar un quiste en el sitio donde un diente esta a punto de hacer erupción. Otro síntoma que nos indique la necesidad de acudir al dentista es si observa que un diente se ha movido, ya que muchas veces la causa es un quiste odontogénico.

Imagen: MF

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