Una investigación reciente ratificó que el consumo de agua fluorada es beneficiosa para el control de la caries o su reducción. Se trata de la enfermedad bucal más común en el mundo.

Howard Pollick, profesor clínico de ciencias de la salud de la Facultad de Odontología de la Universidad de California, en San Francisco, uno de los autores del estudio, lo declaró.

“La fluoración del agua comunitaria es la herramienta más efectiva para reducir las disparidades en la salud oral, y es particularmente importante durante la pandemia de la COVID-19, cuando el acceso a los servicios dentales preventivos es reducido”, comentó.

En el informe, unos investigadores dirigidos por Philip Schluter, de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Canterbury, en Christchurch, recolectaron los datos de casi 276,000 niños de Nueva Zelanda, con una media de edad de 4 años: es decir, la mitad eran mayores de 4 años, y la mitad eran menores.

Algunos niños vivían en áreas que añadían fluoruro al agua, y otros vivían en áreas sin agua fluorada. Los primeros resultaron menos propensos a desarrollar caries graves que los demás niños.

Los niños participaban en el programa de detección B4 School Check de Nueva Zelanda, entre julio de 2010 y junio de 2016.

Leon Stanislav, presidente del comité asesor de fluoración nacional de la Asociación Dental Americana, aclaró además que “la pérdida prematura de los ‘dientes de leche’ puede provocar una mala alineación grave de los dientes permanentes”.

“Esto es, aparte del dolor y el sufrimiento que provocan las caries, los dientes de leche con abscesos, y el costo de la atención dental para tratar esas afecciones prevenibles”.

Los miembros del comité asesor de la ADA apuntaron que los dientes de leche son esenciales para un proceso nutricional adecuado (para masticar y morder) y para el desarrollo adecuado del habla. También son clave para mantener el espacio y orientar la salida de los dientes permanentes.

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