No están cuantificados, pero son muchos los casos de personas que deben vivir con una prótesis removible, porque no cumplen las condiciones óseas  necesarias para un implante fijo.

Su pérdida ósea es de tal magnitud, que ninguna de las técnicas conocidas podría funcionar. Pero los avances en la ciencia odontológica no paren, y desde hace algunos años los científicos se han centrado en estos pacientes.

Hoy ya se puede echar mano a ciertas técnicas y una de ellas es la colocación de barreras oclusivas.

Las patologías de pérdida de hueso por extracción de piezas, diabetes, o tratamientos que han fracasado son muy comunes.

“Las barreras oclusivas se han utilizado en odontología desde hace 15 o 20 años, con relativo éxito. Como su nombre indica, la barrera proporciona el espacio necesario para que el hueso se regenere de manera natural y crezca hasta la altura de la barrera”, explica Dental Tribune en un artículo.

Al principio, estos dispositivos se fabricaban de manera estándar y durante la cirugía se doblaban y cortaban a la medida del paciente, lo que aumentaba el riesgo de fracaso por la posibilidad de una mala adaptación de la barrera al hueso.

Ahora, con tecnología digital e impresión 3D, algunas de estas barreras oclusivas se diseñan a partir de la tomografía del paciente, de modo que al momento de posicionarla en el hueso se adaptan perfectamente.

Al ser hechas a medida, las ventajas se multiplican frente a técnicas de relleno de hueso y otros materiales para resolver problemas de pérdida ósea.

El proceso de absorción se acorta con una barrera oclusiva, a los 7 o 9 meses. Además, las barreras son livianas y fáciles de implantar por el odontólogo.

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