La clínica dental tiene que ser un espacio para que los pacientes se sientan cómodos y agradados, apartar sus miedos y angustias y hacerles plácida la visita desde el primer momento.

Algunas zonas comunes de la clínica pueden ser diseñadas o amoldadas con ciertos parámetros para lograr tales objetivos.

La zona de recepción, por ejemplo, puede influir en que el paciente no sienta temor previo a un tratamiento o intervención. El mostrador de atención es una de las primeras impresiones de la clínica y debe dar una imagen de efectividad y calma.

Hay que pensar en la ubicación, que es esencial. Debe ser un lugar central, que permita visión sobre el acceso, la zona de espera y el paso a la zona dental.

Son ideales los mostradores a medida en forma de L o de U, que permiten acceder cómodamente a todo el material sin casi desplazamiento.

La sala de reuniones es igualmente importante, es un lugar para tener encuentros más formales y privados con los pacientes. Allí se tomarán datos o presentará un tratamiento al final de una visita. Esta sala podrá contar con una pantalla multimedia para realizar presentaciones más completas.

La sala de espera, por su lado, merece un tratamiento especial, pues en ella tiene lugar la espera antes de cualquier tratamiento. Hay que alejar el miedo y la ansiedad para conseguir que el paciente se sienta lo más cómodo posible. Es deseable que esté apartada de la zona dental y no tenga conexión visual directa.

La mueblería puede hacer referencia al ámbito doméstico, que aporta un plus de confort. Una alfombra reduce el ruido ambiental, o diversas mesitas auxiliares. Cuanto más cómodo esté el paciente mientras espera, más agradable será su paso por la clínica.

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