No es un secreto que la crisis sanitaria creada por la COVID-19 afectó los servicios dentales en una forma de la que no hay precedentes, como lo destacó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El responsable de Odontología en el Departamento de Enfermedades No Contagiosas del ente, Benoit Varenne, alertó además que el sector es uno de los grandes olvidados en los planes de los gobiernos.
“Ya antes eran a menudo olvidados por las coberturas sanitarias universales o por la propia ciudadanía”, advirtió la OMS.
Cuando comenzó la pandemia, tres de cada cuatro países interrumpieron total o parcialmente los servicios de atención dental, porque se percibieron de alto riesgo, debido a que en muchas intervenciones o tratamientos el paciente expulsa saliva.
Además, se tomó en cuenta la falta de preparación inicial, con carencia de equipos de protección.
Muchos pacientes pospusieron sus visitas, pero la OMS recuerda que los problemas dentales son la dolencia más frecuente en el mundo, pues afectan a aproximadamente la mitad de la población mundial, 3.500 millones de personas.
Ahora, los servicios dentales están reabriendo paulatinamente, pero la nueva normalidad “requiere una adaptación que necesitará tiempo e inversión” y ello en buena medida dependerá del apoyo que les dé el gobierno, subrayó Varenne.