Está demostrada científicamente la relación de la salud bucodental con decenas de enfermedades del organismo, algunas de ellas sistémicas.

Y en la cavidad bucal, uno de los tejidos que más atención hay que prestar es a las encías. Más ahora, que la pandemia de COVID-19 vino a recordar la relevancia que tiene el cuidado de la salud de forma general.
Lo que más amenaza a las encías es la placa bacteriana, que aparece debido a la acumulación de bacterias en la frontera de los dientes con las encías, que se llama surco gingival, pocos minutos después del cepillado dental.

El primer síntoma es sangrado e inflamación, que se conoce como gingivitis, que con la higiene y el tratamiento profesional adecuados, puede ser reversible.

Pero si no se atiende oportunamente, se convierte en una patología grave, la periodontitis, que puede provocar la pérdida de dientes.

La afectación comenzará a profundizar desde la encía hasta el hueso que sostiene los dientes en la boca.

El Consejo General de Dentistas recuerda que se trata de una enfermedad cuyos daños son irreversibles y las medidas de higiene y el tratamiento profesional solo pueden conservar lo que no haya sido dañado.

Pero otro elemento confirmado es que estas bacterias pueden facilitar su paso al torrente circulatorio, lo que aumenta el riesgo de sufrir patologías cerebrovasculares, respiratorias, neuronales, etc.

Igualmente, la alteración que provocan estas bacterias en el organismo dificulta el control de enfermedades como la diabetes.

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