El bruxismo, la acción involuntaria de rechinar y apretar los dientes, ha sido tradicionalmente asociado con el desgaste dental. Sin embargo, recientes investigaciones sugieren que no siempre el desgaste dental es sinónimo de bruxismo.

El bruxismo puede ser un signo de trastornos o enfermedades subyacentes como la apnea obstructiva del sueño (AOS) o la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). Por lo tanto, es importante realizar un diagnóstico completo antes de prescribir tratamientos como las férulas o el bótox.

Por ejemplo, hay personas que pueden tener los dientes desgastados debido a la apnea del sueño en lugar de bruxismo. En estos casos, el uso de una férula, comúnmente prescrita para el bruxismo, podría agravar el trastorno respiratorio.

El bruxismo es más bien un “término paraguas” que engloba muchas actividades de la musculatura masticatoria. No es un trastorno en sí, sino una actividad que realizamos todos los humanos y que puede o no tener consecuencias clínicas. Es como la fiebre, advierte de un problema, pero es la punta del iceberg.

Por lo tanto, es crucial un enfoque multidisciplinar para el diagnóstico y tratamiento del desgaste dental, con la participación de odontólogos, psicólogos, psiquiatras o fisioterapeutas, entre otros. Este enfoque integral permitirá un manejo más efectivo del desgaste dental y sus causas subyacentes.

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