Los aspectos de lo que será el Plan Nacional de Reducción de Amalgama fueron analizados y valorados por la subdirectora general de Salud Pública, Covadonga Caballo Diéguez, y el presidente del Consejo General de Dentistas, Óscar Castro Reino.

En este acercamiento para ahondar en los planteamientos del borrador, Castro defendió lo conveniente que sería no prohibir la utilización de la amalgama de modo tajante, pero sí apostar por una reducción gradual de su uso.

En la reunión quedó claro que, al no existir evidencia científica alguna sobre posibles efectos médicos indeseables, no es necesario hacer un cambio violento y dejar de usar la amalgama por completo de un día para otro.

 “La amalgama dental sigue siendo el material de primera elección en determinados pacientes y circunstancias clínicas, siendo muy complejo poder sustituirla por otro material sin que el tratamiento pierda calidad”, explicó el representante del gremio dental.

Por ejemplo, la amalgama es sugerida en las situaciones clínicas en las que el profesional estime que es la mejor opción terapéutica”, como lo establece la declaración de la FDI suscrita por más de 130 países (entre ellos, España) en agosto de 2018.

La Unión Europea estableció la obligatoriedad a sus Estados miembros de crear un plan para la reducción del uso este material, por lo que es necesario el acuerdo. Hasta ahora, solamente Suecia y Noruega tienen prohibido su uso.

El Convenio de Minamata ratificado en agosto del 2017 pone límites, y los cita Castro: uso exclusivo de amalgama predosificada, obligatoriedad de separadores de amalgama y la no utilización de la amalgama dental en dientes de leche, en menores de 15 años y en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, salvo cuando el dentista lo considere estrictamente necesario.

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