Puede que la molestia dental con la que llega un paciente a la dental tenga repercusiones en otras partes del sistema, sean como causas o consecuencias.
Un problema que para el paciente parezca localizado, puede afectar al mismo tiempo al periodonto o pueden extenderse a las estructuras óseas maxilomandibulares, las articulaciones temporomandibulares e incluso las vías aéreas.
Entonces, al realizar la primera visita y evaluación del paciente, el clínico puede sentirse abrumado por la complejidad de la situación y la dificultad de tratar al paciente.
Si se queda con el punto de vista meramente odontológico, con visión focalizada principalmente en una sola área, lo más probable es que únicamente detecte aquellos problemas más evidentes en torno a su especialidad y los detectables por el paciente.
Pero, si se extiende la visión a un equipo multidisciplinar se pueden descubrir factores que el dentista tal vez no vea, porque son silenciosos y asintómaticos, y de no tratarse pueden generar consecuencias graves con el paso del tiempo.
Estos problemas silentes están sujetos a las capacidades diagnósticas y los conocimientos del odontólogo.
El doctor Ricardo Mitrani, citado en la revista Maxilaris, lo ejemplifica con la frase “una persona solo ve lo que conoce, no ve lo que no conoce”. Por tanto, dependiendo de la especialidad que posea el odontólogo, tendrá tendencia a detectar unos problemas u otros y de allí la importancia de ampliar el diagnóstico con equipos multidisciplinares.