La sonrisa está asociada a la felicidad, al buen humor de una persona y a la belleza. Y conseguirla es el objetivo de la estética dental, que en los últimos años ha ido de la mano con la tecnología y la innovación de esta época para lograrla sin mucho esfuerzo.
Uno de los usos en la estética dental que llegó con la tecnología es la carilla de composite, de un material adhesivo que permite cambiar la forma, tamaño y color de los dientes en una sesión con el odontólogo.
Y este sector ya había conocido las carillas o fundas de cerámica sin metal o el zirconio, que ya forman parte del día a día.
La innovación en la materia va más allá de un simple tratamiento. Se trata de todo aquello que concierne al diseño de la sonrisa, desde la planificación del caso junto con el paciente, incluso haciendo una prueba en su cavidad bucal, para que pueda ver cómo quedará y si cumple sus expectativas.
Esta manera de trabajar ha sido beneficiosa para el paciente y el dentista, porque el primero podrá ver cómo quedará su sonrisa una vez terminado el tratamiento, en un día. Si no le gusta se ajusta o no lo hace y el especialista sabrá que quedará realmente contento.