Dos investigaciones realizadas en España y Austria han dado nuevas luces sobre la maloclusión y sus orígenes, vinculándola con el control de la postura del cuerpo y el equilibrio.
Los estudios se llevaron a cabo en forma de colaboración entre el departamento de Fisiología de la Universidad de Barcelona (España) y la Universidad de Innsbruck (Austria).
Los resultados confirman una relación menos obvia entre una mordida imperfecta y el control de la postura. Pero, aunque
puede resultar estadísticamente baja, está aumentada cuando existen condiciones de fatiga en la persona, o cuando se dan condiciones de la estabilidad.
Una de las principales investigadoras y autoras Sonia Julià-Sánchez explicó que una mala oclusión se clasifica por criterios establecidos científicamente. “Lo relevante en el estudio es que se ha relacionado además con diferentes alteraciones motoras y fisiológicas”, agregó.
Los resultados, que fueron publicados en Motor Control y Neuroscience Letters, indican además que con la corrección de diferentes maloclusiones, llevando la posición mandibular a un punto neutro, se mejora el control postural tanto en equilibrio estático como en dinámico.
En el día a día esta relación no se aprecia tan directamente en condiciones estáticas, aunque pueden existir condiciones asociadas a patologías, como la obesidad, que agraven la inestabilidad corporal empeorando el control de la postura e incrementando el riesgo de caídas.