Remineralizar un diente con lesiones de caries no cavitadas es uno de los retos de la odontología moderna, para evitar la la progresión de la enfermedad y mejorar la estética, la fuerza y la función.
La remineralización se define como el proceso por el que los iones de calcio y fosfato, viniendo de una fuente externa al diente, promueven la aposición de iones en los huecos de los cristales del esmalte desmineralizado, produciendo una nueva red de minerales. Aunque otra definición es: la ganancia neta de material calcificado en la estructura dental, que reemplaza el que previamente se había perdido por desmineralización.
El mejor material para esto es el flúor, pilar básico en el manejo no invasivo de las lesiones de caries no cavitadas. La remineralización con fluoruros se logra a través de la formación de fluorapatita por un crecimiento epitaxial de cristales residuales.
Pero, se ha demostrado que los fluoruros tienen dificultad en formar cristales de hidroxiapatita ordenados y orientados sobre la superficie del esmalte, en condiciones fisiológicas, los cuales son esenciales para mejorar las propiedades mecánicas del esmalte. Por lo que la capacidad para promover la remineralización que tiene el flúor está limitada por la disponibilidad fisiológica de calcio y fosfato.