Los láseres dentales se levantan como una gran alternativa en la atención de niños en el dentista, porque sus características son muy diferentes a las herramientas tradicionales y muy temidas.

Los odontopediatras pueden utilizar un láser tanto para procedimientos dentales como de tejidos blandos.

En la aplicación hay menos sonidos fuertes, cero vibraciones y nada de calor; además es mucho menos invasivo.

También hay menos sangrado en los procedimientos de tejidos blandos, lo que significa menos problemas posoperatorios.

Al haber menos molestias –y menos temor–, muchos no necesitan anestesia local, que sí requieren con las herramientas tradicionales con sus fuertes sonidos, vibraciones, calor y vibraciones, los láseres son una gran alternativa.

Esto tranquiliza tanto a los padres como a los pacientes, al mismo tiempo que ayuda al dentista a construir una mejor relación con el paciente.

Los beneficios se incrementan al saber que el tiempo en el sillón del dentista se reducirá, al igual que el de recuperación.

La Academia Estadounidense de Odontología Pediátrica (AAPD) reconoce el uso de láseres como un instrumento beneficioso para brindar tratamientos especializados a los pacientes pediátricos, incluidas las personas con necesidades especiales.

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