El Consejo General de Dentistas publicó recientemente un protocolo de actuación para la detección precoz del coronavirus en la consulta dental, un elemento más para dar la seguridad sanitaria que la clínica exige.

En ese protocolo se establece la posibilidad de que el dentista prescriba la prueba de detección de COVID-19 debido, por una parte, a la proximidad con el paciente durante los tratamientos (inferior a un metro), y por otra, a la relativa frecuencia con la que las actividades clínicas realizadas generan aerosoles, a través de los cuales el coronavirus encuentra un canal de transmisión.

Desde el inicio de la crisis sanitaria se ha insistido en que una de las ramas de la medicina más riesgosa es la odontología, y el sector ha tomado las acciones concretas para garantizar cero contagios en la consulta dental.

La gran cantidad de pacientes asintomáticos o con síntomas leves, complica aún más las medidas de contención.

De todas esas necesidades surgió el protocolo del Consejo General de Dentistas para establecer los criterios que ayuden a la detección precoz de la infección activa por SARS-CoV-2 en el ámbito de las clínicas dentales.

Los objetivos del protocolo son, en primer lugar, la detección precoz de los casos sospechosos con infección activa por SARS-CoV-2 en pacientes que acuden a las clínicas dentales, así como sus contactos. También se incluye a aquellos pacientes detectados mediante triaje telefónico previo. En segundo término, el establecimiento precoz de las medidas de control necesarias para evitar nuevas infecciones.

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