Hace una año nos enfrentábamos al momento más difícil de la pandemia, el Estado de Alarma aprobado por el Gobierno prohibía poder salir a la calle salvo para los trabajadores de los servicios básicos y para comprar los productos esenciales.

Las calles se quedaron completamente vacías y las clínicas dentales seguían abiertas, pero solo podían atender urgencias. El trabajo descendió por completo, muchas clínicas pasaban días enteros sin un solo paciente, algunas decidieron no abrir ya que se ahorraban los gastos de luz, agua, etc.

El Gobierno como las clínicas podían abrir no les permitía acogerse a los ERTE, lo que hacía que la situación fuera insostenible para la mayoría de dentistas en España. Ahí empezó una batalla para conseguir poder acogerse a los ERTE que finalmente ganaron los dentistas tras más de un mes de protestas.

Después de un año, menos de un 10% de clínicas tuvieron que cerrar sus puertas, cada cierre ha sido un gran daño pero en general se cree que se ha conseguido salvar a una gran parte del sector.

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