La tecnología ya se ha vuelto cotidiana en las diferentes especialidades de la odontología, con nuevos términos como: CAD/CAM, escáners, arquitectura de tejidos, cirugías guiadas por computador.
En el caso de la odontopediatría también ha incursionado la tecnología, y una de las más destacadas es la del láser, que cambia de manera abrupta la forma de realizar procedimientos que antes se consideraban complejos y difíciles.
“La forma en que los láser irrumpen el ámbito odontopediátrico se basa en la cantidad de beneficios y garantía de calidad que sus diferentes longitudes de onda y potencia pueden aportar a los diferentes procesos y tratamientos en cuanto a predicción, exactitud, rapidez y confort para nuestros pacientes”, explicó Juan Galvis, gerente de la clínica Dentist for Kids en Bogotá, Colombia.
Hay láser para tejidos blandos (diodos) y para tejidos duros y blandos (erbios), siendo esta división la que determina los tratamientos más comunes.
“En los niños cualquier factor puede desencadenar inconformidad, pero en cinco años con el láser los únicos inconvenientes son el aroma del tejido cuando es tratado por diodo y, en ocasiones, el sonido generado por el erbio”, aclaró el doctor en un artículo del portal Dental Tribune.
Para nadie es un secreto que la fresa siempre será un generador de estrés en la consulta odontopediátrica. Pero el láser es diferente.
Y a esto se le se suman las bondades clínicas, como: menor necesidad de anestesia, disminución de las posibles alteraciones térmicas a nivel pulpar y mejor adhesión de los materiales de obturación por la ausencia de barrillo dentinal, estaremos frente a una excelente herramienta terapéutica en el área de operatoria.