El uso del hidróxido de calcio en alta concentración en los tratamientos periapicales en el conducto radicular produce un prolongado efecto antimicrobiano que ayuda a tener éxito.

Los investigadores que llegaron a esta conclusión partieron del hecho que cuando los mecanismos de defensa de la pulpa dentaria claudican, es necesario instaurar una terapéutica endodóntica adecuada para controlar los efectos negativos y nocivos de los microrganismos y sus toxinas, eliminando los restos pulpares necróticos y/o contaminados.

Y en los procesos periapicales se produce la claudicación del tejido pulpar, a través de traumatismos, microorganismos o citotoxicidad, lo cual conlleva a la lisis de la pulpa y a un tejido infectado que da lugar a la necrosis y/o gangrena por endotoxinas.

Estas endotoxinas son sustancias liberadas por la lisis de las paredes celulares de las bacterias, principalmente por microorganismos Gram- y Gram+; la salida de las toxinas bacterianas genera la irritación periapical1.

En los procesos periapicales se han usado gran variedad de sustancias antibacterianas como medicación transitoria para su tratamiento, como: pastas que contenían eugenol, paramonoclorofenol alcanforado, formocresol, penicilina, estreptomicina, corticoides e hidróxido de calcio.

Pero es el último, el hidróxido de calcio, por sus propiedades bactericidas y bacteriostáticas, su capacidad osteogénica y su buena tolerancia biológica el más usado.

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