La bichectomía es una intervención quirúrgica en la que se retira la bola de Bichat, vaciando el tejido graso para promover la remodelación de las mejillas y lograr que la apariencia del rostro sea más triangular.

Aplicado como tratamiento de odontología estética esta operación hace la cara menos redonda y más exótica, por el efecto de adelgazamiento facial. Por esta razón suele ser demandada.

La especialista en estética dental Patricia Uribe sostiene que es necesario tratar este procedimiento de una forma clínicamente segura y ética, ya que puede producir una serie de graves efectos secundarios.

En un artículo publicado en Dental Tribune Latin America, la especialista indica que está aumentando la cantidad de pacientes que quieren mejorar su estética facial y dental, y éste es uno de los tantos procedimientos clínicos y quirúrgicos que están en boga.

“La técnica convencional de bichectomía se realiza mediante un acceso intraoral en la región del fondo del surco de la mucosa alveolar, en la región del primer molar superior, de forma bilateral”, escribió.

Este cuerpo adiposo de la mejilla recibe el nombre de bolsa de Bichat, descrito por primera vez en 1802 por el anatomista y biólogo francés Marie-François Xavier Bichat (1771-1802). Está entre el músculo masetero y el buccinador y actúa como una almohadilla durante los movimientos de masticación, facilitando el deslizamiento de estas estructuras.

La eliminación parcial o total de la almohadilla de grasa de la mejilla, llamada lipectomía bucal, está indicada para rellenar los defectos resultantes de las comunicaciones oro-antrales y/o resecciones maxilares, entre otras cosas.

“Recientemente, esta técnica se ha vuelto popular en la estética facial porque proporciona a los pacientes la sensación de un rostro más delgado, donde el hueso cigomático se ve más prominente debido a la reducción de volumen de las mejillas”.

Pero Uribe alerta sobre su trivialización: “muchos profesionales no establecen el diagnóstico correcto de los cambios en el volumen facial, generándose frecuentes secuelas debido a complicaciones trans y posquirúrgicas, como pueden ser lesiones en el conducto parotídeo o en la glándula parótida y traumatismos en la rama bucal del nervio facial”.

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