Las coronas son usadas cuando se ha perdido una importante cantidad de tejido dentario, por ejemplo, luego de una gran caries o un traumatismo. También se emplean cuando los dientes se han endodonciados o en el caso de que existan traumatismos para evitar las fracturas.
Casi todos los dientes pueden llevar coronas, los que no las pueden usar son los que tienen problemas en sus encías en estado avanzado o los dientes que tengan algún problema que ponga en riesgo la conservación y en los casos que se tenga una gran movilidad dental.
Las coronas suelen ser muy estéticas y muy versátiles para los dentistas, permitiendo la corrección de defectos de forma, color o tamaño. También tienen la ventaja de ser altamente resistentes a la abrasión y al quiebre.
Las coronas están creadas con un material altamente resistente que puede llegar a tener una duración de 50 años. A pesar de eso se produce un desgaste natural que se produce como consecuencia de la masticación, también puede llegar a perder brillo y forma. Cuando los pacientes lo desean se puede extraer la corona y colocar una nueva sin ningún tipo de riesgo.
Como siempre te aconsejamos, es muy importante que periódicamente acudas a tu dentista para realizar controles y tratamientos cuando son necesarios.
Foto | Flickr