Consecuencias del estrés infantiles

El estrés infantil podría dejar huellas en las mandíbulas y en los dientes de los pequeños. Hoy te contaremos las razones.

En los últimos tiempos se ha comenzado a ver un incremento preocupante del estrés entre los más pequeños. Se estima que el 8 por ciento de la población infantil lo sufre y un 20 por ciento de los adolescentes.

Existen muchas razones que son causa de este tipo de estrés, por ejemplo, la presión en el estudio, la cantidad de clases extraescolares, la preocupación por ser los mejores, la aceleración en el aprendizaje, además de la presión social, todo esto termina generando un elevado nivel de estrés en los más peques.

En términos generales podemos decir que es estrés es la respuesta del organismo ante diferentes situaciones que son percibidas o sentidas como amenazas o que generan una demanda que no se puede llegar a satisfacer. Recordemos que tanto la adolescencia como la infancia son etapas que se caracterizan por los grandes cambios.

Desde la Sociedad Española de Estudios de Ansiedad y Estrés señalan el incremento que se puede ver en los últimos tiempo respecto al estrés

La Directora de la Clínica Carrasquer de Odontología Integrada, Assumpta Carrasquer, señala que la reacción del organismo frente a situaciones de estrés puede llegar a ser muy variada. Uno de los lugares más sensibles es la cavidad oral. Los niños cuentan con una menor capacidad de gestionar situaciones de estrés, por lo que puedes llegar a afectarles en mayor medida.

Dentro del estrés infantil se pueden provocar efectos psíquicos, fisiológicos y conductales. Todos estos aspectos pueden llegar a afectar de manera directa o indirecta a la salud bucodental.

Uno de los primeros indicios del estrés en la salud bucal de los peques es la enfermedad periodontal. La doctora María Moya señala que la ansiedad puede llegar a generar inflamación y sangrado en las encías, un problema que puede provocar la aparición de la gingivitis (enfermedad crónica de las encías), además de provocar dolor en el momento del cepillado y una mayor sensibilidad dentaria.

Foto: Flickr

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